7 elementos de todo buen plan de ciberseguridad
Que alguien piense en ti todo el tiempo puede sonar bonito, pero si se trata de ciberdelincuentes, la cosa deja de tener gracia y empieza a ser preocupante.
Lo cierto es que hay personas que intentan acceder constantemente a la información de tu empresa. Buscan puntos débiles en la red para aprovecharlos y sacar beneficio, y en algunos casos incluso pueden estar vigilando a empleados u otras personas con acceso a los sistemas.
Ahora bien, para responder ante un ataque no basta con reaccionar sobre la marcha; hace falta tener un plan preparado. Por eso, todas las organizaciones deberían contar con un plan de ciberseguridad que incluya varios elementos. Así, los equipos sabrán cómo actuar, tendrán a mano los recursos necesarios para frenarlo, asegurar la red y gestionar las consecuencias.
¿Qué debe incluir un plan de ciberseguridad?
A continuación, te mostramos los elementos que deberían estar cubiertos para evitar que, si sufrimos un ciberataque, este se alargue o se complique, así como para poder actuar con rapidez si ocurre. Contar con todos ellos en el plan hará que la respuesta sea mucho más eficaz.
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Ten lo básico bien cubierto
Lo ideal es evitar el problema antes de que aparezca: las mejores brechas son las que nunca llegan a producirse. Para reducir al máximo las posibilidades, asegúrate de que los sistemas básicos de seguridad funcionan correctamente y de que se están aplicando las políticas establecidas. Algunos ejemplos:
- Cortafuegos (firewalls)
- Sistemas de detección de intrusiones
- Sistemas SIEM (si aplican)
- Monitorización automática de seguridad y orquestación de alertas (si aplica)
- Filtros de spam y antiphishing
- Control de accesos: gestión de identidades (IAM) y accesos privilegiados (PAM)
- Contraseñas seguras y autenticación en dos pasos cuando sea necesario
- Cifrado de datos sensibles, tanto en tránsito como en reposo (según normativa y políticas)
- Software de seguridad en móviles
Revisar estos elementos de forma periódica ayuda a prevenir muchos sustos.
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Coordínate con otros equipos
Si hay un incidente, no solo los equipos de IT deben estar preparados para actuar con rapidez. Otros departamentos, como finanzas o legal, también deben estar listos, y cada persona debe tener claro qué papel juega en ese momento. Cuanto menos haya que improvisar, más rápida y eficaz será la respuesta.
Además, es importante que toda la plantilla sepa reconocer señales que indiquen que algo no va bien. Un ejemplo muy común son los intentos de ingeniería social, que suelen usarse para que alguien revele información, instale software malicioso o permita el robo de datos. Ante una posible pérdida de información, cada minuto cuenta.
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Apóyate en un marco de referencia
La respuesta ante un ataque debe adaptarse al tipo de datos y a la situación concreta. Por eso, conviene contar con un marco de trabajo que incluya personas, tecnologías y procesos, que esté definido de antemano y que sirva como guía clara cuando haya que actuar.
Este marco debe aplicarse a toda la organización, incluyendo proveedores externos y todos los dispositivos conectados a la red corporativa.
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Ten en cuenta la inteligencia de amenazas
Cuanta más información tengas durante un ataque, mejor; ya que en esos momentos de confusión, es importante saber identificar señales y técnicas utilizadas por los atacantes, comparándolas con indicadores previamente definidos.
La inteligencia de amenazas combina indicadores, contexto y análisis útil sobre riesgos actuales y emergentes. Esto incluye desde contraseñas compartidas o software sin actualizar hasta configuraciones inadecuadas o errores humanos. Entender bien el contexto te permitirá tomar decisiones rápidas y con criterio.
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Conoce la normativa que te afecta
La respuesta debe tener en cuenta la legislación aplicable a tu sector, especialmente si trabajas en ámbitos como la sanidad, la banca u otros sectores sensibles. Si se produce una filtración de datos personales, puede haber sanciones importantes.
Además, si se demuestra que ha habido una negligencia en las medidas de protección, pueden derivarse consecuencias legales.
Por eso, conviene tener un registro detallado de lo ocurrido antes, durante y después del incidente. Ese registro puede ser muy útil para demostrar que se actuó con responsabilidad.
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Haz una buena evaluación de riesgos
Identifica las amenazas más probables, su posible impacto y los recursos necesarios para afrontarlas. Este análisis debe ayudar a priorizar las acciones y a que todas las personas implicadas tengan claro qué hacer si ocurre algo.
Además de ayudarte a responder mejor, esta evaluación también es útil para prevenir ataques. Ponte en el lugar de un atacante: ¿qué buscaría?, ¿dónde puede hacer más daño? Tener esto claro te permitirá enfocar mejor los esfuerzos y reforzar lo más vulnerable.
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Prepara bien la respuesta ante incidentes
El plan debe estar actualizado y adaptado a las amenazas y normativas más recientes. Incluye en él las mejoras, formaciones y preparativos necesarios para que los equipos actúen con seguridad y rapidez.
Hay que aceptar que, por muy buenas que sean las medidas de prevención, siempre puede ocurrir algo. Las amenazas cambian constantemente, así que es importante estar alerta. La preparación no se improvisa: se hace antes, no durante un ataque.
Un plan desactualizado no sirve de mucho. Por eso, conviene revisarlo de forma regular y actualizarlo siempre que haya cambios.
Si tienes bien definido tu plan, podrás avisar rápidamente a todas las personas y sistemas implicados.
Además, tener visibilidad es clave: saber quién ha accedido a qué, cuándo y desde dónde (algo que permiten las soluciones de PAM) te ayudará a entender mejor lo que ha pasado y a decidir cómo actuar.